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dijous, 21 de juny del 2012

Ascó obligada a bajar su potencia por una avalancha de algas

El cambio climático incrementará este tipo de sucesos, agravando aún más los constantes problemas de las centrales nucleares españolas


 Los incidentes en las centrales nucleares españolas no cesan. Cuando aún no se han conectado Almaraz I y II y Trillo no ha llegado todavía a recuperar su potencia nominal, los dos reactores de Ascó se han sumado esta semana al carrusel de problemas que sufre el sector nuclear español. Debido a una avalancha de algas en el río Ebro, Ascó I y II se han visto obligadas a bajar su potencia, para evitar así un posible colapso de su sistema de refrigeración. Esta es la séptima vez que Ascó sufre problemas como consecuencia de una avalancha de algas, un suceso que desgraciadamente el cambio climático agravará, incrementándose así los constantes problemas de las centrales nucleares españolas.

Este miércoles 20 de junio, los reactores nucleares de Ascó I y Ascó II se vieron obligados a reducir su potencia ante una avalancha de algas en el río Ebro, que amenazaba con bloquear el canal de admisión del agua de refrigeración de la central nuclear. Ante este nuevo incidente de una central nuclear española (la semana pasada fue Almaraz la que sufrió un incendio), Endesa, empresa titular de la planta, realizó en coordinación con la Confederación Hidrográfica del Ebro un gran desembalse de agua para diluir las algas y tratar de solucionar este problema.

Resulta como mínimo cuestionable que justo en la semana que se inicia el verano, en un año tan seco como el de 2012, se lleve a cabo un desembalse de agua de tal magnitud para favorecer los intereses de una central nuclear, que ya son de por sí los mayores consumidores individuales de aguda de todo el Estado Español. Más cuestionable si cabe, si tenemos en cuenta que el único objeto de esta actuación era salvaguardar los beneficios económicos de una empresa privada, ya que el suministro eléctrico no estaba en peligro. La semana pasada, por ejemplo, cuatro reactores nucleares españoles (Almaraz I y II, Trillo y Vandellós I) se vieron obligados a reducir su potencia, disminuyendo así en más de un 50% la potencia nuclear en todo el Estado sin que el sistema eléctrico español se resintiese lo más mínimo.

También resulta lamentable que para estos casos, en los que están en juego los beneficios económicos de las eléctricas, no se dude y se actúe apresuradamente, permitiendo desembalses de gran magnitud. Unos desembalses que desgraciadamente se impiden en otras ocasiones, como por ejemplo para el mantenimiento del caudal ecológico de los ríos, con incluso tramos fluviales completamente secos, como ha ocurrido reiteradamente en los últimos años en el Júcar (Valencia). Mientras este río languidece por culpa de la falta de agua, la central nuclear de Cofrentes evapora 21 hectómetros cúbicos (10.500 piscinas olímpicas) anuales de agua de óptima calidad en el curso alto del Júcar.

El problema de avalancha de algas que ha sufrido esta semana Ascó no es nuevo. La nuclear catalana ya sufrió bajadas de potencia por sucesos de este tipo en 1990, 2002, 2005 y más recientemente en agosto y en noviembre de 2010 y en julio del año pasado. Además, Ascó no es un caso aislado, ya que se han producido incidentes similares en otros reactores de todo el mundo. Incluso en centrales nucleares que obtienen el agua de refrigeración del mar. En estos casos, los problemas vienen provocados por las medusas en lugar de las algas. En julio de 2011, por ejemplo, los dos reactores escoceses de Torness tuvieron que parar su funcionamiento por culpa de una "explosión" de medusas.

Ante el aumento de la temperatura del agua de ríos y mares, provocada por el cambio climático, y el de la contaminación orgánica, estas "explosiones" de algas y medusas incrementarán su frecuencia e intensidad, especialmente en verano, poniendo a prueba la seguridad de las obsoletas centrales nucleares españolas. Unas centrales que verán en peligro su sistema de refrigeración no sólo por estas "explosiones naturales", sino también por el propio aumento de la temperatura del agua de los ríos, que incluso puede hacer inviable los sistemas de refrigeración, comprometiendo así el funcionamiento de las nucleares y la seguridad de todos los ciudadanos y del medio ambiente.

Por todo ello, desde la Coordinadora Estatal Antinuclear (CEAN) exigimos al Gobierno de Mariano Rajoy que rectifique su política energética y apueste por las energías renovables, que entre otras ventajas no sufren problemas de refrigeración como sí los padecen las centrales nucleares. Una razón más para que el Estado español programe ya el cierre de todas las centrales nucleares y la transición a un sistema energético basado en el ahorro, la eficiencia energética y el uso de las energías renovables.

Coordinadora Estatal Antinuclear (CEAN)

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